10 de diciembre de 2006

Tristezas de un adios


Tristezas de un adios

Tuve blandas manos
para tu cabeza inclinada
y para tu amarga ira,
mil palabras de perdón.
Dulces besos
para tus lágrimas
y equidad en mi pasión
¡yo te amaba amor!

Te busqué largamente
en la noches claras
y sobre la mañana…
nunca detuve tus ganas.
Mas mi palabra abierta
nunca encontró valentía
en tu largos y pausados
¡Yo te amo!

Alejaste el oído
negaste la razón
quisiste callarme siempre
era la voz de tu razón
pero sobre un corcel
de brisa apurada
estrepitaste un adiós.
¡ya no me crees hoy!

Ahora creo que pensabas
que robaba tu ilusión
nunca lo dijiste
jamás mi alma se enteró
sólo lo supe hoy
que bastaba una palabra
tan sólo una palabra
para obtener el perdón
¡ya nada pido amor!

Y cuando comprendas
que quien te amaba
va soltando la vida en flor
que su espíritu se apaga
igual que tu amada voz
correrás entonces a mi lado
a gritar…
¡no me dejes amor!
será tarde…
encontrarás mis ojos cerrados
y sin luz el corazón.