10 de diciembre de 2006

¡Abran!


¡Qué abran las ventanas!
vengo con tizne
construyendo una enorme hoguera
para quemar la inquisición que tendré
cuando ya no arda el amor en ti
y te vea partir…
¡No levanten brisas!
pueden apagar este fuego insípido
y no tengo chispas para volverlo a encender

¡Qué abran las puertas!
vengo cargada de:
vestigios de pestilencias en el alma
esqueletos de ideas en la mente
cadáveres de palabras en mi boca
difuntos de esperanzas
¡no me detengan!
que puedo ver la muerte con su hoz
queriendo arrebatar mis sueños.

¡Qué abran las celosías!
¡qué no cierren las ventanas!
¡deténganse!
ayer no estuve para nadie
no estoy para nadie hoy
mañana ni siquiera quiero estar para mí.

¡Abran los cielos o los infiernos!
que el miedo del mundo me detiene
la pena pone hiel en mis venas
y la verdad me acobarda…
¡apuren la madera!
¡resequen el leño!
que llevaré mi propio fuego
y las chispas de todo el mundo
llamada vergüenza

¡Piedad que el fuego consume!
¡Ay!...soy ya ceniza candente
espárzanme sobre los hielos
allí puedo refrescar el alma
liberar el espíritu
y mojar los duelos…

Sylvia Rojas P.