29 de octubre de 2006

Un hombre me maldijo


Aún hay olor
a sus maldiciones crueles...
gritos de maldiciones
fermentan cercanas
otras me pudren el alma
¡escuchen!
el maldijo:
el aire que respiro
el pulso de la vida...
mi vida en calma...
vientre
semilla
alma...
se fue maldiciéndome
sin piedad alguna.

Una mujer te maldice hoy...
yo... ¡ te maldigo amándote !
maldigo:
mi deseo
la mente
los recuerdos
los sabores de tu piel amante...
tú maldijiste:
el beso
la carne..
y como la maldita tierra es madre
me vuelvo su hija...
cómplice, mente y carne...
para olvidarte...

Me consumo maldiciéndote...
y abro la tierra con estas malditas manos
y te augurio que:
hacia vivas entrañas de la tierra bajarás
al lugar donde los malditos no descansan,
allí irás arrastrando mis maldiciones
y no tendré piedad sobre tu pecho,
hasta que levantes las maldiciones
que me has regalado
sin maldecirte antes nunca.

Si en el maldito más allá...
Dios nos ve llegar así
cargando maldiciones
que nos hemos regalado
con maldita perfección
¡que guarde su maldita santidad!
y no cubra con bendiciones este maldito amor
que nosotros hemos
¡ valientemente maldito!