Conozco unas lágrimas
que se han enredado en cortinas
de mis palomas negras
todas ellas caen, resbalan,
tocan puerto carmesí
algunas dicen del cansancio de la rueda
otras de la espera
muchas son amigas del caminante
otras del que le hace sombra
a sus palabras falsas
y en el gran rombo de aristas negras
la noche es la misma que logra dormirme
a pesar de que brilla lejana y suspendida
la dueña, de dos aristas amarillas.
