21 de enero de 2008

Viaje a la Villa Alegre o dos nuevas amigas alegres y viajeras.


Casi perdimos el bus, esperando que saliera uno, el adecuado se movía en nuestras espalda. Ella es menor, por eso eligió siempre la ventana. La ruta muestra saludos de árboles, cruce de ríos, campos verdes y bencineras en alta.

Primera parada una iglesia

Bajamos alegres, caminamos, se adelanta y entra, la imito corriendo

ella se persigna, no puedo imitarla. El techo cubierto de imágenes pías,

me mareo buscando a Saulo, no se lo digo, ella nos sabe que también di coces contra el aguijón buscando otra luz. Le contaré en otro viaje.

Un confesionario colmado de secretos, juego a ser pecadora, retrocedo y doy con la pila de agua bendita-chisporreteará si metes los dedos allí -dice la muy… sonriendo. Me siento bien, en una iglesia después de muchos años, ya no discuto con ella, quiero feliz a quienes las aman.

Segunda parada, el museo, me quiero quedar dentro seguro.

“Ayude al museo”

Hurgamos en carteras por monedas. ¡Qué bien suenan! debimos dejarlas en la iglesia para escuchar las almas liberándose con cada sonido

Sonreímos al Abate Molina a sus pájaros, sus flores, su búsqueda. Fotos amarillas de fiestas, ciudadanos ilustres, buen museo.











Recuerdo a Zurzulita y a Latorre cerca, en el Loncomilla a Milla

Una chispa creativa nos golpea, hacemos un pacto sobre el mate y reímos como locas y nos abrazamos.

¡Qué bien me siento con mi amiga!

Tengo hambre, y entre tanto sol de mediodía, me vuelvo prepotente

-Dígame señora, ¿en este pueblo hay plaza, mercado?

-Claro, doble en la esquina y encontrará la plaza, mercado no, lo siento no hay.

Y sale ella, -no preguntes así, di, ¿dónde queda esto o aquello? para que no se ofendan-

Disimulo recitando, pueblo hundío y explotao, pueblo mil veces lo digo.

Sabia la chiquilla, me digo y le digo- ya me parecía que sonaba apocador-

Caminamos a nuestra tercera parada, un local frente a la plaza, pedimos un café y pan con queso derretido.

Cuarta parada

La plaza y el tintero de Neruda a lo lejos, ella está enfrente esperándonos, con enormes álamos, pinos, escaños amplios, donde subir los pies y abrazar la madera para pelar luego un buen cigarro¿que mejor? ya démosles a las copuchas, las uñas largas, a las hermanas, a nuestros amores, a los poetas, las abuelas, en fin tanto tema, la lengua se nos pela. Conocemos al otro, por lo que contamos. Olvidamos el tintero, bueno quizás ya no hay tinta en el monolito.

Quinta parada, nos queremos comer una buena cazuela, nos engañamos, buscando un buen lugar, con pocas moscas, porque sin ellas no existen en este y en ningún país creo. Damos con La Casona, nos miran al entrar, está repleto de hombres, nos miran por nuevas o por ser tan exuberantes y lindas, bueno nos miran.

Demoran mucho, mientras, nos castigan pasando frente a nuestras ojos y narices, humitas, pasteles, cazuelas con choclos gigantes ¡ay! fumo, fumamos con bebida compartida, ante tal sufrimiento. Por fin llega nuestra cazuela, humeante, sabrosa, pero sin choclo.

Sexta parada, caminamos hasta el final de la avenida, nos desviamos un instante, asombradas, boquiabiertas. Un callejón colonial, un pedazo de pasado, calle de polvo y tierra, el tiempo se ha detenido allí, maldecimos la cámara olvidada.






Séptima parada, nos sentamos en el prado, a orillas de un canal, está fresco, nos recostamos, un auto conocido huye, las hormigas me atormentan.

Octava parada, volvemos a la plaza, una bebida helada y tranquilidad, se baja de su auto un villalegrino con su tarjeta en la mano y apuntando desde lejos al cajero automático, sin pensar que alguien podría arrebatarla corriendo, otro ritmo, otra vida.

Novena parada, volvemos para regresar a la avenida, viene un bus, subimos. De nuevo ella en la ventana, fresca.

Décima parada, un buen café cortado en Talca, allá se nos cortó sólo el tiempo.

Llegamos alegres de Villa Alegre.

9 comentarios:

profetabar dijo...

Mi amiga ese camino trenzado es un respiro donde puedes comprender la energia que somos, Que importan las iglesias, su agua bendita no se fulminará porque la toques, al contrario, el universo recibe el untar de tus dedos trasnochados. Quien se culpa se condena, quien se siente Diosa respira tranquila sin importar los templos que visita.

Anónimo dijo...

ja jajajaja ja,¿por qué no me dijiste que querías sentarte junto a la ventana? igual no te la habría dado... jijiji
Dinámico y entretenido relato,bien.
Saludos, Ramona

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Ni me culpo ni me creo diosa, soy tan humana como alcanzo o me atrevo a serlo mi estimada diosa ja ja ja
Amiga, amo mi humanidad por sobre todas las cosas, pero no por ello dejo de fisgonear por los oráculos.

Un abrazo fuerte Profeta de Bares

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Cabra regalona no más, si llevaba capa de niña ilusionada con su ventanita y como a pesar de todo, tengo alma de madre, la deje otear por la ventana todo el tiempo que demoran las imagens en quedarse quietas para vernos avanzar.

Un abrazo Ramona Rué-Tué

Anónimo dijo...

Te faltaron varias paradas para conocer realmente el pueblo más lindo de chile.
Donde tal vez el tiempo se detuvo y aún puedes caminar con tu tarjeta en la mano sin que nadie intente arrebatartela

Anónimo dijo...

Te faltaron varias paradas para conocer realmente el pueblo más lindo de chile.
Donde tal vez el tiempo se detuvo y aún puedes caminar con tu tarjeta en la mano sin que nadie intente arrebatartela

Anónimo dijo...

Te faltaron varias paradas para conocer realmente el pueblo más lindo de chile.
Donde tal vez el tiempo se detuvo y aún puedes caminar con tu tarjeta en la mano sin que nadie intente arrebatartela

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Seguramente muchas más paradas, tantas como el ojo pueda percibir aún siendo los mismos lugares, las miradas y lecturas son infinitas y personales.

Un abrazo si es que eres desde esas alegres tierras mansas, si no, un abrazo porque fuiste por algunos segundos de parada en parada.

Anónimo dijo...

Que no se olvide, estimado señor Anònimo: estamos, màs que ante un testimonio, ante un texto LITERARIO, por lo tanto la Kerida Shyvy puede dejar que su imaginaciòn le aporte los datos que desee y esa Villa Alegre del texto puede ser la Villa Alegre REAL, pero tambièn otra, la ensoñada o trabajada por la escritora, acaso tanto o màs rica y bella (y real tambièn) que la "real". Mi abrazo...