Temblé largo rato en su espada contraída. Le amé en esas lágrimas contenidas
Miraba la esquina del horizonte vacío de esperanzas, temblando de tormento Algo había esa noche, en todo el aire. Algo que delataba su sino,y no quise leerlo. Sus manos se soltaron de las mías. Ahogó un suspiro ronco y temblando se alejó… pude palpar el peso de su tristeza y desesperanza
Nunca pensé que en el frío de la loza inerte de su cuerpo, dejaría de latir mi vida.
Debiste saber que te amé a pesar de todo. Porque no hubo ecos ni sembradíos de dudas. Ese fue el motivo, saber que te amaba y no poder cosechar a manos generosas, mi cuenca de besos.
Entendí, comprendí, sin la doblez de la cursilería, que algunos seres, retroceden en el punto mismo del la luz. Para comenzar a vagar entre tormento y muerte.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario