30 de junio de 2007

Dedos de Carbón

Deseo tener dedos de carbón
para escribir sobre las paredes
cuando las palabras me atormentan
de día o de noche
nunca me dejan en paz
me buscan,
seducen,
acorralan,
enloquecen,
saben que deben partir mi sien
con granitos de pólvora creadora
y encontrarme en cada átomo
de la incorruptible idea.

Dedos de carbón,
para atrapar las musas insolentes
que me doblegan,
y me hacen:
crear
inflar
soplar
silbar
vomitar
babear
estampar
el grito de la poesía
¡ay criaturas indomables!
es la mente la infinita
sólo mis lápices
¡nunca están donde deben!

¡Y entonces!
¿Me darás Dios, dedos de carbón?
para despertar de noche
y escribir en mis sábanas
en los pliegues de mi piel
los semáforos rojos
las boletas de tiendas
esos pasajes de buses
alguna servilleta de burdel
el asiento de un auto
esa tarjeta de red
una ventana cargada de rocío
esta pared del baño,
mi cajetillas de cigarros
en cada especie de hoja
en algún miserable papel
que algún día fue;
semilla
planta
árbol
astilla
celulosa
oro verde.
¡Eha! Dios
¿y mis dedos de carbón?




Sylvia Rojas P.

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