22 de julio de 2008

Memoria detenida

















Hoy me han tirado a un cuarto más oscuro y desde allí miro pasar la vida.
No sé quién soy, de donde vengo, pero sospecho hacia donde voy.
Todo aquí es humedad verdosa, todo huele a olvidos mal paridos.
Gemidos horribles me despiertan en la doblada noche y un tintinear de hebillas me hace temblar. Escucho hasta la madrugada lamentos y azotes.
Desde una pequeña grieta, veo volar mariposas nocturnas, hablo con la luna, atisbo gente esperando en la plaza o en la esquinas danzar panfletos, con el aire de los autos que pasan veloces. Hablo sola, balbuceo sola. A veces intento llamar, pero una bota acerada golpea mi vientre.
Suelo masticar comida con olor a ratas y gorriones que trepan me disputan los granos de pan.
Escucho la lluvia cadenciosa, deslizarse por canaletas rotas, que desvían la mitad del agua hasta mis pies. La tierra suelta y gredosa devora mis espaldas. Cada mañana el tren que pasa lentamente, con su campana ronca de un vaivén cansado, me despierta. Intento imaginar que voy en uno de sus carros, que los árboles pasan veloces, con sus brazos ligeros, salvando la maldita cautividad.
Un fuerte olor a madera carbonizada me asfixia, siento las tablas gotear, se me pega las yemas sobre las paredes, con un extraña sensación de sebo humano.
Los días de viento y oscuridad, me dejan sola. Juego con tapillas de cervezas que han abandonado. Juego a marcar mi frente y las mejillas con sus bordes dentados. Introduzco mi lengua en el corcho fragante aún.
Mis cabellos están endurecidos, no puedo sacar los dedos enredados en ellos. Guardo un tesoro, un pequeño tesoro. La punta de lanza que estuvo casi tres días destapando la fuente. Hasta que unas puntadas la cerraron sin anestesia y sin piedad. Intento con ella quitarme la vida, apenas la bota cobarde se aleje.
Una gran luz, una quemante luz, me deja tirada sobre sacos de arena. El calor entra por mi raído y maloliente vestido. Veo venir el hierro. Me lacera el pecho de costado a costado. Puedo ver su rostro, y reconocer la bota. Después de todo me ha dado la cara para seguir odiándole eternamente. Pero no sabré quien será la que rogará por justicia. No sé quién soy, ni como llegué hasta aquí, ni menos que culpas estoy expiando.

6 comentarios:

Mittie Organelo Sincrético dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
Sylvia Rojas Pastene dijo...

Blogger Luis Amador dijo...

Buen txt...

oie qué tal estás, no he sabido nada de ti...coterránea

es posible que me des un número para llamarte y así saber cómo estás??

o te doi el mío


saludos


y un abrazo

Amador.-

viernes, julio 25, 2008 10:10:00 PM


Estimado poeta y amigo, he borrado tu comentario y lo he vuelto a poner para eliminar tu télefono, hay algunos que podrían hacer mal uso de ello.
Un fuerte abrazo, estoy bien, aún de vacaciones y disfrutando a mi familia y amigos.

Un abracito coterráneo de tierras gélidas.
P.D. Disfrutemos un cafecito some day.

K.R. dijo...

Huau, qué texto más intenso.
Ese paseo interior, ese divagar, ese pulso transita por dentro de la voz que habla. El juego de los tiempos: el sentido de la historia, la niebla-humo de los hornos, los trenes, los traslados,un tono a svástica, y vamos más allá de referencias directas a una situaciòn que se mantuvo (y mantiene) trascendiendo su tiempo...en fin, leo un texto intenso, escrito con seriedad y oficio. Hay punto de vista, hay manejo de varios espacio-tiempos, hay objetos que cobran vida, una razòn de ser y estar en el relato (Carver estaría feliz), hay un enfrentarse con la muerte,con la supervivencia, un atreverse a la literatura de verdad, aquella que arriesga.
Mi Saludo siempre cariñoso.
KR

profetabar dijo...

tocaya, que profundo y buen texto, pero no se preocupe, estas reflexiones son las que hacen falta hoy en día.

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Estimado Kato:
Aún no dejo de pensar en su lluvia y lo he comentado con otro poeta, me decía es de tan buena calidad, que duele que no tenga más tiempo para que nosotros no tengamos que esperar tiempo, tiempos y tiempos, para disfrutar su pluma.

Gracias por su comentario.
Mis abrazos

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Silvia:
No me preocupa, me ocupa, me es un deber gustoso, no sólo tener oídos generosos ante las realidades de muchos, es necesario contarlo a otros.

Saludos a su Baco