23 de abril de 2009

Encuentro



















Algunas esquinas vienen de prisa. No la conozco. Sin embargo brillo en sus pupilas. Hacemos intentos para no chocar. Endurecidas babas nocturnas como estelas de caracol bajan por su cuello. Rictus y pestilencia. Sangran silencios violentos. Sobre sus dientes impares muerde la voz. Una mueca corta el suspiro. Se apoya en la desnudez de sus manos y por entre las mangas rígidas las migas se desbordan como piedras.Yo no le miro más. Ella no mira más. Inventamos ceguedad y cojera. Cada una se desvía y sigue su marcha. No sé quien llegará primero a dormir bajo el sonido de bocinas de algún puente.

1 comentario:

Catalina dijo...

Mi amiga,
creo que casi nunca sabemos que nos espera al virar la esquina...

un abrazo grande