
Hay palomas danzando en guirnaldas de blanco aliento
una escarcha afilada cercena la voz
y yo sigo fumando a escondidas en el baño
oscuro de tanto vapor en las ventanas.
Ni sonrisitas de esperanzas, envueltas en frazadas ajenas de poco uso.
Eso quieren hacernos creer los que tienen casa propia
y auto 4 x 4 frente a su puerta de servicio.
Ni es tan linda la cordillera alba, porque es sinónimo de tiritones nocturnos.
Los que trabajamos en escuelas frías, donde el viento,
parece que se arremolina dentro
sabemos lo que es un soplo tibio de respiro en las manos.
Preparamos un tecito caliente y nos preparamos a temblar de frío
mientras compìto con mis alumnos, a quien tiene la tos más pollenta
a cual le transpira más el pecho y se le parte la cabeza a tirones.
A quien le queda aún agua en los calcetines
quien hace más glu glu con sus zapatos
o quien durmió con más perrofrazadas.
Podríamos medir las ñatas, pero soy asquerosa
y abundo en papel confort en mi mesa.
Nos apretujamos contra la ventana, para ver como afuera el viento sigue haciendo de las suyas, maricón este viento y poco justo.
Por qué no va a volar el techo del Líder o del nuevo Jumbo que se acaba de instalar
para adueñarse de nuestros bolsillos y debilidades.
No pienso enseñarles los puntos cardinales
ni los movimientos de la tierra, menos sobre los años bisiestos,
nada de eso le sirve al hambre, ni al frío.
Creo que le enseñaré una canción de protesta,
para que al menos sepan que las utopías tampoco alimentan, pero nos sostienen.
Cantamos y va a caer
y va caer, una gran lluvia
y va caer sobre las pozascasas
agüita para el maíz
para el arroz
para las papas.
Voy al almacén del frente y compro marraquetas con queso
tengo azúcar y té en mis tarritos
nos rejuntamos, para compartir calor, y resulta.
Inventamos sonrisas y jugamos al ludo, a los encajes
con bloques lógicos o a la ruleta del lápiz
marcamos dibujos con papel de copia en los vidrios de las ventanas.
Juego como ellos y peleo por mi turno.
Mientras desde la cocina de la escuela, comienzan a huir los aromas del almuerzo.
Algunos creen que los pobre no sonríen
vieran como sonríen al desayuno con dos galletas en las manos
y una leche espesa que si pudieran botar, lo harían.
Si hay otra dictadura en algun lugar del mundo
les pasaré el dato, que den un sorbo de esa leche de limosna
para hacernos cantar.
En la colación sonríen más, tirándose las cáscaras de naranjas
y repitiéndose hasta quedar tiesos
hay que aprovechar la abundancia pasajera, muchos no llegaron
les llovía sobre mojado.
La verdad... les llueve sobre mojado eternamente.
Hay tantos y profundos infiernos
arden fuerte como paja de enero
crepitan, pero no consumen.
Sollozan, pero no son duelos
gimen agonías terribles
llantos con trozos de corazón
abortando consuelos.
Agonizan en cualquier hombro
vomitan dolor en falsos cielos.
Infiernos locales, llagas sin hielo
lamentos pidiendo entierro.
Cuando visito otros infiernos
ya no veo arder mi eterno fuego.
El mundo se abrió hacia mí, con su gran cara de ironía
me golpeó sin aviso, como al peatón tres luces muertas
o al inocente la cara del juez vendido.
Porque nunca estoy en el lugar adecuado
ni a la hora justa
o en la repartición de bienes.
Estoy siempre cuando no me llaman
y a la hora inexacta del reloj mudo.
Que suelo opinar distinto y a diario me miran feo
hombres y mujeres me aplauden
porque me creen diferente
pero a solas en sus casas me critican por loca.
En este mundo de instantes
he aprendido con ingenua sapiencia
que no siempre soy quien quiero ser
pero me importa el ser siendo.
A veces intento ser quien fui
y sé que no puedo ser antes como seré después.
Pero me calmo, consigo calmarme a veces.
Hasta que me lo diga algún bastardo que cree conocerme
al que me canso de decir, yo al menos soy como soy siendo.
Soy una inconclusa mujer
que no gusto a muchos.
Y en ese intento, a menudo pensando pajerías
me descubrí con mi genuino siendo de siempre
reintentando
reescribirme
replantearme
reproducirme
reconocerme
reprocharme
reencontrarme
resucitarme
reencarnarme
¿y saben?
No me encontré, ni reviva, ni remuerta.
Pero sí, remirándome, reconociéndome, reaceptándome.
Me duele pensar en los abrazos que no les dimos
en los besos que parcelamos
¿estarán deseando que alguien les inflame suspiros de vida?
que llegue de sorpresa el amigo
les sostenga la huida, calme el dolor
que desenfrena y oculta el norte.
¿Existirán sendas para encontrar amigos y salvarles?
quizás llegar cantando o preguntando
¿estás ahí loco de mierda?¿me esperabas?
y quizás no salte o quizás no dispare
si salta y o gatilla, no eras su amigo,
sólo un invitado al espectáculo.
Siempre he querido llegar a tiempo de suicida
para decir: tienes razón la vida es una mierda
todo es una mierda, nada satisface de veras
y salvarle o saltar juntos.
Pero no quisiera salvar a cualquier suicida
porque si pillo a "un cualquier suicida"
de esos que se merecen todas las penas del mundo
no sólo le diré que es mejor morir
si no que le ayudaré a saltar.
Quizás y sólo quizás debiéramos
preguntar alguna vez
cuando un amigo derrama su dolor
¿te vas a suicidar?
si lo haces, al menos avisame cuándo lo harás
para llegar a tiempo y salvarnos.
Camina la noche
mendiga de pobreza y harapos
descosiendo tristezas remachadas
tendiendo sábanas congeladas sin lluvia
para que el rocío del amor
que descuelga por cristales salados
logre gotear sobre esta estéril palma hambrienta.
Estamos iluminados de sombras
y no puedo pedir belleza a lo feo
fealdad a lo bello.
La injusticia no necesita más imperfecciones.
¡Ah! de qué belleza,
de que injusticia,
de que fealdad,
en la iluminada sombra
urden esta arcilla.
Busco respuestas
y encuentro silencio imperfecto.
Dejé vida y cruce de caminos.
Lo cotidiano,
lo bello
y lo injusto
se confunden en iluminadas sombras.