23 de julio de 2009

Lluvia















En las tardes heladas hay enormes aves
aves de plumas negras sobre techos sonoros de lluvia
no hay mucho que ver después del nubarrón tardecino
por la mañana barro rojizo maleable
y en el camino húmedo y resbaloso angostas señales
para aquellos que se han perdido
revistas mojadas, ventanas de naylon
hedor a hongo verde
largas tardes de lluvia hacen brotar harina
panes calientes chorreados de mantequilla
especie de galardón por aguantar truenos y relámpagos
los viejos llegan ebrios y mojados
pateando lo que pillan por delante
y después roncan largas horas fétidos de vino
se levantan con el látigo en la mano
a vomitar la vida completa.

4 comentarios:

Ramona dijo...

Hermoso poema, nostálgico quizá para mi, las tardes de lluvia hacen brotar sopaipillas, de las pasadas por caramelo y también de las otras. Brotan también los braseros, pacientes amigos en inviernos de mi infancia.
Gracias, amiga,por tus versos.

Ramona (a dieta)

Sylvia Rojas Pastene dijo...

Gracias Ramoncita. Papas asadas bajo las brasas que cosa más rica. Las churrascas negritas e infladas tanto recuerdo aromado y los jarabes de cebolla y azúcar que hacía mi madrecita en días de pies mojados de tanto saltar pozas.
Abrazos cantores,"que llueva, que llueva la vieja está en la cueva, los pajaritos cantan, la luna se levanta" o a San Isidro labrador.

Sergio Astorga dijo...

Sylvia, lluvia: vómito de ebrios celestiales.
Que se valla el agua y que venga el sol, que los tlaloques se lleven sus ollas de barro para otro cielo.
Un abrazo gota a gota.

FRANCISCO PINZÓN BEDOYA dijo...

He vuelto depués de algún tiempo y me regocijo enn tus letras

Un saludo grande