31 de diciembre de 2008

Tazas de té y otro año




















Hay un árbol muerto de frío en el fondo del jardín que riego
sobre las paredes hay arañas que no saben de año nuevo
pero el olor a carne, a tanta carne muerta y cocida
les hace danzar junto a moscas y hormigas.
Este es mi primer tazón de té cargado
tanto banquete hará que la vida sonría mañana
y los pajaritos nuevos tendrán tantas alas y ojos por el cogote pelado
que regurgitaran el nido de especies.
Este es el segundo tazón de té
mañana sobre el mantel derramado de flores moradas
el pan se habrá endurecido y en el borde
todo será servilleta flameando en brisa ebria de la mañana
y sorpresa de sexo magullado en closet ajeno.
Este el tercer tazón de té con azúcar
mis vecinos se van, alguien juega con música
estaciono el jardín del frente para mi auto viejo.
La mayonesa dorada y endurecida en el borde de platos
coronará alguna papa bajo la mesa con menos ají
que el pebre que hierve de sol.
Este es mi cuarto tazón de té tibio
las botellas forman pirámides de luz detrás del gato
el perro ya no vigila, traicionó su ladrido por migajas
y los ecos luminosos como estallido de guerra falsa
se parecen a la sangre palestina que duerme bajo bolsas ciertas.
Este es mi quinto tazón de té sin azúcar
me doy el sorbo amargo, ni tan amargo
como las moscas y hormigas muertas que llenarán las paredes
de mi renaciente jardín lleno de arañas de tierra
en el punto exacto donde se aloja mi árbol muerto de frío de otro año.

27 de diciembre de 2008

Revisión técnica























Una mano apretaba fuertemente el cuello y con la otra derramaba aceite negro sobre sus pechos. Le sobaba la piel con firmeza, exprimiendo la mota estilada de aceite quemado. Después esparcía con suavidad el líquido espeso, aceitoso y negro hasta las caderas blancas y desnudas.
Lo más abajo que podía rozar eran las rodillas, para alcanzar, soltaba el cuello que caía sobre su hombro. De medio lado le mordía la boca y subía el vestido con sus dos manos sujetando con el mentón el cuerpo húmedo.
Y goteando negro, mordía el sostén blanco almidonado, las manos pendían apresadas de un cable. De vez en cuando la luz intermitente le guiaba la mano. Un chirriar de bocinas le apuran Ella acomodándose la ropa y el cabello, suspira apenas y dice: venía por el auto, tiene la nariz negra.

Sylvia Rojas P.

26 de diciembre de 2008

Escúchanos te lo rogamos
















Yo no soy píamoralistacastapura
hasta que veo revolcándose a la putamaire con mi sombreromachopierna
no creo que arderá nadie en el infiernocuentofuego
Soy ateagraciasadiosquenoexiste
pero es cuando más quiero que sea verdad el macrocuentoreligión
para maldecir con efectosrayosespeciales
y enviarle a lo más profundo del Hadesquetampocoexiste
hacer fuerzas con brujasquenotienenpoder
para que la convierta en guarisapoeternaimposible
Ni siquiera voy juzgando la ajena concienciaquequizásexiste,
o al budajesúsmahoma que no se apiada de mi almaqueespurocuento
cuando se desgarra mi espirituinventofalso,
pero rogaría para que le cayeran las mil y una pestescuentosplagas.


Sylvia Rojas Pastene

22 de diciembre de 2008

Letreros

No hay vacantes
Se vende carbón
No se fía
El jueves pasa la micro
Se toma la presión
Cerrado por duelo
Voy y vuelvo

Se ponen inyecciones
Chicha dulce
Se vende maravillas
Se cambian revistas
Huevos de campo
LLegó miel

16 de diciembre de 2008

¿Dónde van a morir los piojos no reventados por uñas?

La sabana crujiente de sol, expele un aroma a ramas secas y a sangre endurecida. La visión imagina sombras, efectos volátiles y espejismos en pavimento asfaltado.
Mientras camina recuerda su niñez. Fue una piojenta contumaz. Cuando rascarse era tan divertido, como sacarse en público liendres y piojos. Todo ello era un espectáculo cotidiano en algunas partes de África. Nunca supo si se imitaba a los monos o ellos los imitaban.

El calor hace que las cabezas se inflamen de tanto mordisco piojento, que la sangre corra por las orejas confundiéndose con el negror de la piel.

Avanza lento, de sus pies asoma la rosada carne en dedos hinchados. Se detiene cada cinco pasos, se inclina y lucha contra el deseo de desplomarse de fatiga y hambre. Levanta su mano para cubrir el sol de su cabeza, pegados en su palma sudada bajan pataleando piojos. Los mira y lame furiosa. Ya no siente picazón, el tibio cráneo se refresca de flores erupcionando pétalos rojos.

Un paso le ha traicionado. Prueba el calor de la tierra con su lengua. Se da vuelta y de espaldas al suelo la danza de buitres se acerca y aleja de su lente visual. Sacude el polvo y pajilla que se enreda en sus crespos cabellos. Intenta levantarse pero cae de rodillas, su cabeza oscila como marioneta. Inclinada sobre su falda contempla una nube negra rojiza y circular. Con dos de sus dedos encostrados, pelea con la huidiza caravana que intenta bajar. No los revienta, los mete en su boca como loca uno tras otro. Bebe de su propia sangre espesa y oxidada. Ya no usa uñas, no las tiene, sólo muñones arrugados y secos.







Sylvia Rojas P.

12 de diciembre de 2008

Ojo despierto al sueño perdido



















Despierta, más allá del último ladrido de perro
despierta al primer canto del gallo
y en la cima de ojos abiertos
despierta al sereno
al rocío despierta
despierta en rama de murciélagos
despierta bajo daga de cruz
con manos de alba despierta
despierta frente al umbral
en danza de imágenes despierta
despierta como loba indomable
despierta de peso
y equilibrada sobre almohadas despierta
ante caricaturas de vida
enredada en frases despierta
despierta en recuerdos despierta
fatigada de pecho despierta
despierta sin desmayo de muslos
de boca despierta
despierta sin sueños
desesperada despierta
sin ojos cerrados
sin bostezos
sin descanso locura despierta
enloquecida despierta
Despierta al primer canto del gallo
despierta más allá del último ladrido de perro.

7 de diciembre de 2008

Cucaracha en loza penco



















"Ya se murió la negrita"
Violeta Parra

Encerrada en un tazón de café
está desde anoche una cucaracha negra
primero baila redondita a las cuatro de la mañana
me apura la vejiga y se esconde
gira y gira nerviosa loca, yo también salto
pareciera la danza final entre dos sorprendidos
ella no supo que Morfeo me debe una
y yo no sabía que en las noches bebía orinas
con la puerta intento reventarla
huidiza y negra sortea la bisagra
corro tras ella y sin poder pisarla
la corono en mi tazón también negro.
no sé si liberarla después de almuerzo
sí aún le queda aire, estará viva
sí bebió todo el miedo, muerta.

5 de diciembre de 2008

Ojos




















Ojos viendo pedazos de ojos
sólo pedazos de ojos, en otros ojos
como un click de lente y frontera
un pedazo de viendo, viend, vien, sin ojos
es igual que el ojo de la muda que es ciego
al no poder decir mi ojo, tu ojo, ojo, ojo
así escriben los poetas muchachos, repitiendo
ojo
ojo
ojo
ojo
mirador
oteador
visteador
cachador
y se van cadenciando, desmayando,cagados de la risa.