15 de septiembre de 2007

Misteriosa senda


A veces creo saber

por donde va la misteriosa senda

e intento trazarla con esta mano

otras veces silencio mi boca

y escucho al viento de la vida con este oído

la vida gira y silba

silba limpio,

silba atemorizante

silba y gira

todo es un repetir de vida

la mañana ida esta mañana

se ha convertido en mi tarde

luego, cuando se avecine la noche

limpiaré el último vestigio de cobardía humana

y comenzaré lentamente a dibujar una ermitaña

acomodaré la lámpara cerca de la ventana y veré pasar

largamente el difunto de nubes que clavan la noche

y en su espesura más cruel

veré deslizar los que tiemblan con el vino

los que roban estrellas de cuartos ajenos

y siembran genes en ombligos profanos

silbaré bajo

para que las parejas

que se besan bajo mi ventana

puedan correr a otra esquina

si hay niños jugando

emitiré rugidos de loba

para oírlos gritar y correr

si algo me delata, la cortina transparentada de encajes

servirá de velo sunamita

y cuando el brillo de la medialuna

comience a reflejarse en el pozo marrón

iré sigilosa paso a paso, sin tocar madera

saliendo de mi escondite

y las escaleras que detienen la puerta

se harán remolino y vértigo

bajaré a la calle y desde allí

llamaré tinieblas

nadie me vea

nada me asome

nadie me atisbe

nada me muestre

untaré el rostro con cenizas

y cuando el gallo dé sus tres sones

abortare la soledad

y cómo fugitiva amoratada

huiré como lo hago todas las noches

a mirar como los seres

cenan largas noches de deseos

y se ofrendan postres almibarados

inquiriré; ¿de qué pago quedan exentos?

Porque al regresar al siguiente día

silban falsas canciones de regreso

y se estacionan con un alma alojada lejos

Esta senda es la que me hace hurgar misterios

estas sendas, son las que me obsesionan

noche tras noche, calcino momentos

pero la hoguera de mi vida sigue estando fría

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