Misteriosa senda
A veces creo saber
por donde va la misteriosa senda
e intento trazarla con esta mano
otras veces silencio mi boca
y escucho al viento de la vida con este oído
la vida gira y silba
silba limpio,
silba atemorizante
silba y gira
todo es un repetir de vida
la mañana ida esta mañana
se ha convertido en mi tarde
luego, cuando se avecine la noche
limpiaré el último vestigio de cobardía humana
y comenzaré lentamente a dibujar una ermitaña
acomodaré la lámpara cerca de la ventana y veré pasar
largamente el difunto de nubes que clavan la noche
y en su espesura más cruel
veré deslizar los que tiemblan con el vino
los que roban estrellas de cuartos ajenos
y siembran genes en ombligos profanos
silbaré bajo
para que las parejas
que se besan bajo mi ventana
puedan correr a otra esquina
si hay niños jugando
emitiré rugidos de loba
para oírlos gritar y correr
si algo me delata, la cortina transparentada de encajes
servirá de velo sunamita
y cuando el brillo de la medialuna
comience a reflejarse en el pozo marrón
iré sigilosa paso a paso, sin tocar madera
saliendo de mi escondite
y las escaleras que detienen la puerta
se harán remolino y vértigo
bajaré a la calle y desde allí
llamaré tinieblas
nadie me vea
nada me asome
nadie me atisbe
nada me muestre
untaré el rostro con cenizas
y cuando el gallo dé sus tres sones
abortare la soledad
y cómo fugitiva amoratada
huiré como lo hago todas las noches
a mirar como los seres
cenan largas noches de deseos
y se ofrendan postres almibarados
inquiriré; ¿de qué pago quedan exentos?
Porque al regresar al siguiente día
silban falsas canciones de regreso
y se estacionan con un alma alojada lejos
Esta senda es la que me hace hurgar misterios
estas sendas, son las que me obsesionan
noche tras noche, calcino momentos
pero la hoguera de mi vida sigue estando fría
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