2 de agosto de 2005

Dedos de carbón


Dedos de Carbón

Deseo tener dedos de carbón,
para escribir sobre las paredes,
cuando las palabras me atormentan,
de día o de noche
nunca me dejan en paz...
me buscan,
seducen,
acorralan,
enloquecen,
saben que deben partir mi sien,
con granitos de pólvora creadora
y encontrarme en cada átomo,
de la incorruptible idea.

Dedos de carbón,
para atrapar las musas insolentes,
que me doblegan,
y me hacen:
crear
inflar
soplar,
silbar,
vomitar,
babear
estampar
el grito de la poesía,
¡ay criaturas indomables!,
es la mente la infinita,
sólo mis lápices,
¡nunca están donde deben!

¿Y entonces?
¿Me darás Dios dedos de carbón?
Para despertar de noche,
y escribir en mis sábanas,
en los pliegues de mi piel,
los semáforos rojos,
las boletas de tiendas,
esos pasajes de buses,
alguna servilleta de burdel,
el asiento de un auto,
esa tarjeta de red
una ventana cargada de rocío,
esta pared del baño,
mi cajetillas de cigarros,
en cada especie de hoja,
en algún miserable papel,
que algún día fue;
semilla,
planta,
árbol,
astilla,
celulosa,
oro verde.
¡Eha! Dios…
¿y mis dedos de carbón?

1 comentario:

BELMAR dijo...

(...)




hasta fines de los ´90s
yo viví en "La Galilea",
tengo todo tipo de recuerdos de esa villa...
ahora, vista desde el cerro, ha crecido a mares...
yo yano vivo en la VII Región...
saludos...!!!