29 de enero de 2009
No Getsemaní
En esta noche
sin sombra de olivos
sudo finas gotas de risa
niego mi escondite
no beso ni abrazo
no lavo mis manos
me absuelvo
afirmo tres veces que me conozco
cargo en otros las culpas
bajo del madero
y guardo todas las monedas ajenas
después de todo
la crisis nos crucifica a todos.
28 de enero de 2009
Uno
26 de enero de 2009
Niña ojos de miedo
duérmete sonriendo,
que es la Tierra amante
quien te va meciendo."
Gabriela Mistral
Si no vienen
a cantarle una nana
los miedos susurran ilusiones
levitando muertos
debajo de las camas.
Tras el closet
una niña perdida
amamanta lágrimas de miedo
abofeteando ojos
de oscuros fantasmas.
Cruje el techo
se acercan ventanas
arde el latido
como pulso de lava
y en la saliva apretada
peces amargos nadan.
Pero si le cantan nanas
una linterna
de luciérnagas claras
alumbrará rincones
despedirá el miedo
rebanando carcajadas.
Sólo las nanas
espantan los cucos
que asoman de noche
hasta la madrugada
ella no quiere ser niña
ojos de miedo sin nanas.
25 de enero de 2009
Calles
Todas las calles huelen a tránsito de ruedas
polvo de murallas, tejas florecidas
y veredas inflamadas de raíces.
Ninguna calle conduce a destinos
mientras descubro que las aves se embriagan
piando de tristezas madereras
paseo llorando toda lágrima callejera inútil
porque la tristeza asalta sin motivo
o con motivo oculto traicionero
muerde el ojo, muerde y muerde el labio
todo es vil veneno en ojos de calle
mientras pueda pisotear el polvo triste
pretendo ir como gorrión cagando sin piedad alguna
todas las ventanas tristes que asalten sin aviso.
Shyvy
20 de enero de 2009
Muertos en plástico
"Pateamos la tierra suelta, como se hace en los cementerios con los muertos. Con la certeza que miles de ojos ciertos quedaban mirando hacia el cielo, llenos de palabras dichas y faroles de verdad escondidos para esta pausa larga y sin medida de patria apagada."
Bajo un sol tibio de septiembre, mientras algunos vigilaban la extensa reja de madera haciendo las veces de atalaya, los demás cavaban un gran hoyo en medio del patio que iba acrecentando su cráter para llevar a dormir una enorme cantidad de libros, acusados y condenados por tener según ellos, letras subversivas. Casi todos eran autores prohibidos, revistas de militancia, folletines, breviarios, algunos con empaste de lujo y otros de amarillento roneo. Cuando la profundidad estuvo terminada, porque de igual manera ya comenzaban a asomar piedras, era imposible seguir cavando. Se cubrió toda la superficie de un largo manto de plástico. Comenzaron acarrear libros desde un dormitorio oscuro, separado por una cortina. Era un incesante crecer de la ruma. Ya no se dejaban con suavidad como al inicio se tiraban, volaban desde los peldaños de la escalera al patio trasero. Todo lo que una buena librería tenía en esos hambrientos años de cultura. Algunas hojas sueltas de libros ajados se elevaban con la brisa primaveral. Después desde otras cercanas casas, comenzaron a llegar cargamentos de las mismas condenadas palabras que necesitaba dormir el mismo sueño. Había en el ambiente un duelo de entierro apresurado, como esos difuntos que se van a dejar caminando, pero se quiere estar de regreso, para comentar la muerte.
Todos prestaban sus pies para el pisoteo final, emparejar y barrer la cubierta y no dejar señales de excavación. Como danza de lluvia, los más jóvenes seguían saltando hasta apretar la tierra recién descostrada y condenada a dormir en silencio el canto de las sirenas sobre faros olvidados.
17 de enero de 2009
Ella
Sola como el gato que atraviesa la cornisa
equilibrado en saltos de aire y noche
sin trampa de vergüenzas o arañazos
sin cercos para el que llega o se va
destierra fantasmas acompañada y sola
en quietud asumida reina.
En cristales sobre pies alados
atrapa margaritas en versos de su boca
y en su sonrisa sin miedo una corona de soledad
atraviesa la vida quieta.
Con ojos desgajados de penas falsas
huyen estaciones y elegidos recuerdos.
Alcanzada de orgasmos habita
en la mirada y la palabra sola
sin espejos para el beso solitario
perfumando el labio de mujer sola
ni huyendo ni buscando concibe una perfecta soledad
sin miedo a solas o consigo misma.
Instrucciones para hormigas espías
Una hormiga, una sola hormiga cerca de la sandía, del tazón de leche o un trozo de pan pelado, es señal de espionaje. Esa llamará a muchas para babear la sandía, ennegrecer el tazón y migajear el pan. Si se descuida tragará sin darse cuenta una acoplada y flotante nube negra. La picazón en las amígdalas le recordará que no hay altura que ellas no alcancen. Por tanto, hay que detenerla pulsando el dedo índice sobre su espalda, mantener suavemente durante tres segundos y soltarla. Sí da vueltas en redonda y no sabe hacia donde correr es una hormiga perdida, que a la menor presión se marea. Si queda pegada a la yema, usted es un asesino en potencia, aprieta al más débil. Si sube por su mano y además de lamer sus guisos, saluda, es una confianzuda. Si corre así como de medio lado, no hay para que comentar, es chueca. Pero si se hace la muerta, y al cabo de un rato ya no está, acaba de descubrir a la hormiga espía un poco tarde.
8 de enero de 2009
Salto de líneas
El cuerpo que miraba cubierto con un largo abrigo negro
descansaba su hombro en un pilar de la vieja casa
mi hermana al lado opuesto esperaba en silencio
delgado y canoso, ahogado en tristezas el rostro
parecía tener fuerza sólo para mirar
había más gente conversando en una larga mesa del patio
pero él seguía mirándome con una gota de afecto
mientras yo, sentada en una taza de baño
en una esquina de muralla plomiza
pensaba como tirar la cadena sin que nadie se diera cuenta
sabía que era Tito, uno de mis escasos y queridos primos
disimulaba cambiando de asiento sin subirme las pantaletas
alcanzando a ver la amarillenta mierda acumulada en el estanque
me percataba que no había cadena, era un tarro
simulando una taza. El taxi que me llevaba era también negro,
rodeaba lentamente una rotonda frente a la antigua fábrica de cervezas
olvidé ya el rostro y lo que motivó que bajara de prisa
pero sé que me hablaba acercando su boca a mi cabeza
recogía flores mientras varios guardias me perseguían
lograba subirme a otro taxi subiendo por una puerta
y bajando al instante por otra, como si una fuerza invisible empujara
mi primo me abrazaba y escondía en su largo abrigo negro y protector
la mesa estaba atestada de comida, metía mis dedos en las ensaladas
y comía, comía sin parar como en los buenos tiempos
en esta enorme casa de mis abuelos derrumbada.
Hacía tiempo que no soñaba o mejor dicho no recordaba pedazos de sueños.
Intentos
Estoy intentado escribir el mejor poema de amor
y ustedes saben, no es ejercicio fácil.
Para ello es necesario ordenar la vitrina
lustrar alojados recuerdos que están por ahí
jodiéndonos la neuronas amaestradas.
Nadie quisiera tener que recordar
el dinero que gastó en pañuelos
cuando se antoja llorar escuchando una canción
coger algún verso cotidiano que resbala narices
y como se junta moneda tras moneda para el último regalo
o cómo se aguanta con un ojo despierto mientras
cuentan sus hazañas de apolo o de diva renegados.
Tampoco es muy agradable suspirar en reuniones
hacer berrinches de ausencias en paseos
no acomoda cuando el hipo de la pena
se aloja como sombrero en medio de una fiesta
mientras algunos ríen, a uno le da por empezar
a poner caritas "estoy recordando" o sea dando horas locas
si a nadie le importa los desamores ajenos.
Es casi imposible manejar el deseo solos
si al dedo le basta pedir y repetir la frase que nos hace tocar la cresta.
En fin, un gran amor hecho poema debe decir al menos:
aún te estoy amando desgraciado, me las pagarás.
No nos gusta ver que sus pasos doblen otra esquina
o que pasen al supermercado con otra bolsa.
De otra manera, claro, sólo es un gran poema de amor
y no un gran poema para un amor real.
Mejor escribir el real poema de amor
mandando a la cresta y recortando las cabezas de todas sus fotos
mientras te tomas una aguita de paico dulce o un mate amargo
cantando con verdadero odio "cuando seas descolado mueble viejo"
o quizás Instrucciones para salvar el odio eternamente
patear a su perro que le da por salivarte
cuando nos topamos en las esquinas
al menos el perro es fiel, te reconoce siempre.
Insisto no es fácil ejercicio este, intentar plasmar un gran poema de amor.
La verdad, se puede, pero no debemos darles el gusto
que lean un gran poema de amor dedicado a ellos.