11 de octubre de 2010

No vino, pero estuvo.

Mientras preparaba el cumpleaños de mi hija, pensaba todo el día en mi madre, en que la vería llegar como todos los años, cansada, secándose la humedad del rostro, con algún vestido o blusa nueva, para estrenar en las reuniones familiares, pintadita de labios, con un algún aroma nuevo y exquisito,enojada por algún motivo, lo cual solía llegar contando con frases cortas que teníamos que entender rápido, porque ¡ay si debía contar la historia completa! se enfurecía, exigía siempre ser entendida en base a contenido telegráfico, contar toda la trama era para ella, escuchas tontos, pero igual así y todo me hubiese alegrado verla llegar.