28 de julio de 2008

Trampas


















Ha tendido trampas
el ojo cerrado de la noche.
Trampas tejidas a filo de bruma
vaciadas en largos vasos de duda
trampas de perfume volátil
que se va, se va al primer suspiro
y se queda el dolor de la esencia
que también huele a trampas
de endulzada traición.

22 de julio de 2008

Memoria detenida

















Hoy me han tirado a un cuarto más oscuro y desde allí miro pasar la vida.
No sé quién soy, de donde vengo, pero sospecho hacia donde voy.
Todo aquí es humedad verdosa, todo huele a olvidos mal paridos.
Gemidos horribles me despiertan en la doblada noche y un tintinear de hebillas me hace temblar. Escucho hasta la madrugada lamentos y azotes.
Desde una pequeña grieta, veo volar mariposas nocturnas, hablo con la luna, atisbo gente esperando en la plaza o en la esquinas danzar panfletos, con el aire de los autos que pasan veloces. Hablo sola, balbuceo sola. A veces intento llamar, pero una bota acerada golpea mi vientre.
Suelo masticar comida con olor a ratas y gorriones que trepan me disputan los granos de pan.
Escucho la lluvia cadenciosa, deslizarse por canaletas rotas, que desvían la mitad del agua hasta mis pies. La tierra suelta y gredosa devora mis espaldas. Cada mañana el tren que pasa lentamente, con su campana ronca de un vaivén cansado, me despierta. Intento imaginar que voy en uno de sus carros, que los árboles pasan veloces, con sus brazos ligeros, salvando la maldita cautividad.
Un fuerte olor a madera carbonizada me asfixia, siento las tablas gotear, se me pega las yemas sobre las paredes, con un extraña sensación de sebo humano.
Los días de viento y oscuridad, me dejan sola. Juego con tapillas de cervezas que han abandonado. Juego a marcar mi frente y las mejillas con sus bordes dentados. Introduzco mi lengua en el corcho fragante aún.
Mis cabellos están endurecidos, no puedo sacar los dedos enredados en ellos. Guardo un tesoro, un pequeño tesoro. La punta de lanza que estuvo casi tres días destapando la fuente. Hasta que unas puntadas la cerraron sin anestesia y sin piedad. Intento con ella quitarme la vida, apenas la bota cobarde se aleje.
Una gran luz, una quemante luz, me deja tirada sobre sacos de arena. El calor entra por mi raído y maloliente vestido. Veo venir el hierro. Me lacera el pecho de costado a costado. Puedo ver su rostro, y reconocer la bota. Después de todo me ha dado la cara para seguir odiándole eternamente. Pero no sabré quien será la que rogará por justicia. No sé quién soy, ni como llegué hasta aquí, ni menos que culpas estoy expiando.

20 de julio de 2008

Sin opción
















No camino por veredas

tramposas llenas de raíces.

En el cemento reventado

asoman todas las verdades.

Me voy por la calle

para tropezar y caer

directo en las cloacas.

Aquí, la sorda, cambio.

















Hotel, Oscar, Lima, Alfa

Estoy bien, sin vocecitas en la panza
sin frío en las manos
cambio.

Un café aromático humeando en mis narices
cambio.

Me exige 44 horas semanales
cambio, adelante.

Pero mierda, por la espalda una jauría
me tironea las mangas
cambio.

Me piden a mí.
¿por qué no van con los dueños del país?
cambio.

No tengo más que para mi hija y yo
cambio.

y a veces para algún amigo o pariente medio cagao
cambio.

Hoy no estoy para utopías.

Cambio y fuera.
Chaplin, Hotel,Alfa, Oscar.

11 de julio de 2008

Último tranvía

















La ventana culpable, tragó sorbos de voces. Afuera la calle escupía recuerdos
y a lo lejos el tranvía daba guiños llamando.
Salí pisando espejos en el suelo. Algunos más lúcidos que otros saludaron escupiendo olvidos.
Cubrí la cabeza con un manto púrpura de miedo, ofrendé disimulos en veredas nocturnas.
Con miradas destiladas hacia alcantarillas, vagué toda la oscuridad, devorando sombras huidizas.
Toda la noche y sobre el camino acecharon cuervos, cuervos de espalda oscura.
Ninguno intentó libar sangre de la cuenca, pero los desgraciados me sacaron los ojos sin aviso. Y así, ciega, pude pensar el tranvía sin paradas, sin boletos, sin maleta, sin destino, sin retornos.

5 de julio de 2008

Entre dedos



















Pensando, cierro los ojos y hundo el rostro entre mis manos
más de alguno podría decir que es cobardía
pero no hay mayor reposo en mi palma completa
sujetando férreamente mundos de esperanzas
o sombras de injusticias asiladas en mi frente
y cuando he vuelto en si después del viaje y sopor
veo que ha pasado la vida entre mis dedos.
Luego elevo los ojos, cubriendo la boca con mis manos
buscando en alguna tabla de cielo
una imagen que dejé colgada sobre memorias de nudos y años
que no he permitido ver
porque las he alquilado en otras manos.
Rodeo la barbilla y mis dedos rozan la sien
ojos cerrados y boca muda se rinden a la vida que espera.
Y el lento girar de la rueda, apresura mis días esperanzados
entre manos, dedos y vida siento, que no tengo alegrías colectivas
muchos sonríen con diplomas de días sábados.
En cambio yo voy fatigada de las mismas personas
de las misma sonrisas y las esquinas de espera.
Todo el mundo esta anidado en mis manos
y no puedo, por más que aprisione en mi palma los sueños
lograr evidenciar alguno.
Quisiera si se puede, esperar que sean otros quienes luchen
y seguir leyendo a quienes combaten, mientras yo pienso entre dedos.
Quizás suena fácil, pero no tengo otras manos donde apoyar mis derrotas.